Las operaciones de maquinado y limpieza mecánica de metales generan una variedad de partículas abrasivas y pesadas que requieren sistemas de control de polvo eficientes para mantener un entorno de trabajo seguro y evitar el desgaste de las máquinas. Las aplicaciones comunes incluyen granallado, esmerilado, pulido, corte y otras formas de procesamiento de metales.
Los procesos de limpieza mecánica pueden involucrar diferentes técnicas que producen partículas pesadas y abrasivas. Aquí algunas aplicaciones típicas donde los colectores de polvo juegan un rol fundamental:
- Granallado abrasivo: Para la limpieza y preparación de superficies metálicas.
- Cepillado y lijado: Utilizado en acabados y preparaciones de superficies.
- Esmerilado: Proceso clave en el acabado de piezas metálicas.
- Molinos de tambor: Que generan partículas abrasivas durante la molienda.
- Metalizado (aspersión térmica): Esta técnica de recubrimiento genera partículas finas que pueden representar riesgos para la salud si no se controlan adecuadamente.
- Soldadura y corte por plasma o láser: Estos procesos no solo generan partículas de polvo, sino también humos que contienen gases nocivos como dióxido de carbono y ozono.
- Maquinado húmedo: Durante el uso de refrigerantes en procesos de mecanizado, se generan neblinas que pueden acumularse en las superficies de trabajo.